Noticias

Consulta aquí todas las novedades sobre los proyectos de Cetaqua y sus centros.
Volver atrás

Entrevista a Javier Valdés (Universidad de Alicante)

Hoy conocemos a Javier Valdés, profesor de Ingeniería Civil y director del grupo de investigación de Ingeniería Hidráulica y Ambiental de la Universidad de Alicante.

Hablamos sobre la importancia de las aguas subterráneas y la gestión sostenible de las mismas. Javier cuenta con una amplia experiencia en proyectos competitivos internacionales financiados por la Unión Europea, como el proyecto RESERVOIR. Todos ellos, orientados a garantizar el uso sostenible del agua en la agricultura y en el efecto de la sobreexplotación de los acuíferos.

1. ¿Cuáles cree que son los principales retos respecto al Saneamiento?

Una correcta gestión de las aguas residuales es de vital importancia para el desarrollo de nuestra sociedad por una multitud de factores:

El primero de ellos, y bajo mi punto de vista el más importante, es el factor de seguridad que una buena gestión de las aguas residuales implica en cuanto a la reducción de enfermedades contagiosas. Así, por ejemplo, enfermedades como el cólera, están prácticamente desaparecidas de países desarrollados desde el momento en que estos tomaron medidas de gestión eficaz de la red de saneamiento.

Por otro lado, no sólo debemos protegernos a los seres humanos directamente, sino también al medio ambiente. Y, en este sentido, la eliminación de vertidos incontrolados al medio es clave en una gestión correcta de las aguas residuales. Al fin y al cabo, nosotros somos parte del medio y cuidarlo y protegerlo es una manera indirecta de cuidarnos y protegernos nosotros mismos.

Finalmente, y esto es un cambio de paradigma que lleva gestándose ya varios años, debemos considerar a las aguas ‘residuales’ no como un residuo sino como la materia prima de un recurso hídrico adicional que debe ser contemplado en los planes de cuenca como un recurso más, junto con el resto de agentes que, hasta ahora, se consideraban. Este cambio de paradigma, indudablemente, se está viendo acelerado con las nuevas circunstancias climáticas a las que estamos enfrentándonos y que, probablemente, continúen empeorando en el futuro próximo.

De este modo, diría que los principales retos en el marco de esta materia pasan por aumentar los porcentajes de reutilización de las aguas residuales, lo que nos permitirá avanzar en la seguridad del acceso al agua para toda la sociedad, y la creación de sociedades más resilientes frente al cambio climático. Este reto deberá ir acompañado en la mejora de los tratamientos del agua residual a través de la eliminación de determinados compuestos contaminantes, englobados bajo la etiqueta de compuestos emergentes, y que hasta hace relativamente poco tiempo ni siquiera considerábamos.

2. ¿Cuáles crees que deberían ser las prioridades en cuanto a la gestión del ciclo del agua?

La gestión del ciclo del agua debe realizarse desde un punto de vista global u holístico, que abarque tanto necesidades como disponibilidad del recurso. El recurso hídrico es limitado de manera general, y muy limitado en determinadas áreas geográficas. Esto implica, por un lado, que los gestores del agua deben tratar de maximizar los recursos disponibles a través del uso de fuentes alternativas, como la reutilización de aguas residuales, la desalación, y cualquier otra que nos permita incrementar este limitado recurso.

Pero, por otro lado, no debe olvidarse el aspecto de la gestión de la demanda. La sociedad debe ser consciente que estamos ante un recurso vital, pero limitado. El uso debe ser responsable y coherente con la cantidad de recurso disponible y en paralelo a la búsqueda de maximización de los recursos. Como sociedad, debemos seguir una dirección en la que el consumo del agua se reduzca hasta que consigamos alcanzar un equilibrio entre recursos y necesidades.

3. ¿Qué proyectos se están llevando a cabo en estos ámbitos en la Universidad de Alicante?

En la Universidad de Alicante, existe una variedad de grupos de investigación que tratan de avanzar en esa búsqueda de equilibrio en el uso del agua y protección del medio ambiente. En el propio Instituto del Agua, existe actualmente un proyecto en marcha cuyo objetivo es diseñar estrategias de tratamiento de aguas residuales con algunos de estos compuestos emergentes comentados anteriormente.

Por otro lado, en el Departamento de Ingeniería Civil estamos finalizando ahora un proyecto encaminado a tratar de eliminar los metales pesados presentes en las aguas de escorrentía urbana y cuyo origen podemos situar en los vehículos con motor de combustión. Y, por supuesto, no debemos olvidar el proyecto europeo RESERVOIR.

4. El proyecto RESERVOIR, de la convocatoria PRIMA 2019 de la Comisión Europea, busca conocer mejor el estado de las aguas subterráneas y hacer frente a la sobreexplotación de los acuíferos, una de las principales problemáticas. ¿Por qué es importante?

El agua subterránea es vital para la supervivencia de nuestra sociedad. Los acuíferos constituyen unos recursos de agua dulce indispensables y su correcta gestión es fundamental.

Uno de los múltiples problemas que pueden darse ante situaciones en las que se lleva a cabo una gestión de los recursos hídricos subterráneos incorrecta e insostenible, es el desarrollo del fenómeno de la subsidencia. En este caso, hablamos de que la superficie del suelo sufre un asentamiento provocado por la depresión del nivel freático por debajo de niveles nunca producidos antes, como consecuencia de una extracción masiva de agua.

Este fenómeno tiene múltiples inconvenientes: por un lado, el fenómeno es parcialmente irreversible, ya que produce una compactación del suelo que causa un descenso en la capacidad de almacenamiento del propio acuífero, el cual no vuelve a recuperarse en caso de que los niveles de agua se recuperen.

Por otro lado, y dependiendo de la magnitud y distribución espacial del fenómeno, cabe esperar que se produzcan daños estructurales en viviendas, carreteras o líneas de ferrocarril. Y, aunque por la velocidad a la que se produce el suceso no ponga, en general, el riesgo de vidas humanas, su coste material sí puede llegar a ser muy considerable.

Por último, hemos detectado en investigaciones recientes que la aparición de este fenómeno puede dar lugar a cambios en los patrones del riesgo de inundación que, por supuesto, debe ser considerado en los planes de gestión de este riesgo por parte de las autoridades.

El proyecto RESERVOIR tiene como objetivo el uso de información remota, obtenida por satélites, para identificar y cuantificar este fenómeno, y en última instancia, establecer estrategias de gestión sostenible del recurso desde el punto de vista de este fenómeno.

5. Desde la Universidad, ¿cómo se está trabajando para abordar los retos relacionados con las aguas subterráneas? A parte del proyecto RESERVOIR, ¿qué proyecto o proyectos destacarías?

En el marco de la gestión eficiente del agua, me gustaría también destacar el papel del proyecto europeo FOWARIM, que finalizó recientemente y cuyo objetivo era mejorar la gestión del agua en la agricultura. Este proyecto, se desarrolló con especial atención en la isla de Malta, que constituye un caso de especial interés por su carácter insular (que la hace especialmente sensible a la falta de recursos) y por sus condiciones climáticas y su agricultura, ya que son muy similares a las que podemos encontrar en las regiones con mayor estrés hídrico de nuestro país.

6. En el contexto actual de emergencia climática, ¿qué papel deberían adoptar los diferentes actores sociales, administraciones, etc. para avanzar de forma conjunta en la agenda climática? ¿Qué necesidades y/o oportunidades detectáis desde la Universidad?

El cambio climático es un tema que, aunque ya es un viejo conocido en el mundo académico, parece que está comenzando a ser un tema preocupante para nuestros gobernantes una vez que los efectos del mismo comienzan a ser evidentes. Es fundamental, por tanto, que nuestros gobernantes se convenzan de la urgencia de actuar y que tomen medidas encaminadas a reducir o mitigar este cambio.

No podemos seguir quemando combustibles fósiles como si el problema no fuese nuestro. Estas medidas tendrán indudablemente un coste, que todos nosotros como sociedad debemos asumir. Y, para ello, es también fundamental diseñar estrategias de información encaminadas a concienciar a la ciudadanía sobre la importancia de este tema y sus potenciales consecuencias.

Por supuesto, no considero que las soluciones sean sencillas de llevar a la práctica, ya que es un tema global, y por tanto, todos los países, o al menos los más contaminantes, deberían establecer estrategias comunes.

Nuestro papel, como Universidad, debe ser múltiple: debemos aportar alternativas a los problemas energéticos derivados de la adopción de medidas de reducción de uso de combustibles fósiles. Debemos cuantificar o predecir las potenciales consecuencias que se producirán en un hipotético nuevo escenario climático, para adaptarnos a esta nuevas situaciones con tiempo suficiente. Debemos buscar alternativas, no sólo en cuanto a fuentes de energía disponibles, sino también de aquellos recursos que en mayor medida se verán afectados, como es justamente el recurso del agua.

En definitiva, la Universidad debe ser la herramienta que la sociedad necesita para responder a las preguntas que actualmente existen sobre la mesa.

7. ¿Cómo se realiza la transferencia del conocimiento a los diferentes actores desde la Universidad? Y, una vez transferido el conocimiento, ¿cómo trasciende a proyectos que buscan ofrecer soluciones a estas problemáticas?

La transferencia es uno de los aspectos de la cadena de transmisión del conocimiento en los que más debe ponerse el empeño para su desarrollo y fortalecimiento. Por ello, deben establecerse vías de comunicación para que las soluciones desarrolladas y el bagaje de conocimiento generado alcancen al sector productivo de un país, y que la rueda del conocimiento y del progreso no se detenga. No obstante, no siempre existe una comunicación tan fluida entre el mundo académico y el empresarial y, en ocasiones, estas buenas ideas terminan no desarrollándose al nivel que se merecerían.