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El pasado 19 de noviembre celebramos el Día Mundial del Saneamiento , un día orientado a concienciar en la toma de medidas para hacer frente a la crisis mundial de saneamiento y alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible 6: saneamiento y agua para todos de aquí a 2030.
La temática de este año «Hacer visible el recurso invisible» se centró en los efectos de la crisis del saneamiento en las aguas subterráneas, ya que un sistema de saneamiento inadecuado puede correr el riesgo de esparcir las aguas residuales en ríos, lagos y suelos, contaminando así los recursos hídricos subterráneos.
Conocemos a Jaime Gómez-Hernández, Catedrático de Ingeniería Hidráulica en la Escuela de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de la Universitat Politècnica de Valencia y responsable del grupo de investigación Hidrogeología del Instituto de Ingeniería del Agua y Medio Ambiente de la Universitat Politècnica de Valencia.
Aunque las aguas subterráneas se pueden calificar como el recurso hídrico invisible, estas son conocidas desde tiempos inmemoriales, y su contribución al ciclo del agua se puede apreciar en los caudales de base de los ríos, en la presencia de humedales o en las fuentes y manantiales. La gran extensión de los acuíferos y el lento desplazamiento dentro de los mismos, las convierten en unos elementos especialmente frágiles; por una parte, porque la contaminación puede acceder al acuífero de innumerables formas (directa e indirectamente) y, por otra parte, porque la detección de dicha contaminación puede ocurrir mucho tiempo después de haberse producido, cuando quizá sea demasiado tarde para poder recuperar la calidad del acuífero en un tiempo y con un coste asumibles.
El mayor reto al que nos enfrentamos es el de concienciarnos que es mejor prevenir que curar y que hay que tomar todas las medidas posibles para impedir la contaminación de las aguas. Por ejemplo, como se ha hecho en la última revisión del decreto de nitratos, donde se ha aumentado el tamaño de las áreas protegidas con el fin de minimizar el riesgo de contaminación, tanto de las aguas superficiales como de las subterráneas.
La gestión sostenible de las aguas subterráneas requiere un equilibrio en el largo plazo entre la cantidad extraída de los acuíferos y su recarga. Los acuíferos mediterráneos, por lo general, se encuentran en zonas áridas o semiáridas y, por tanto, suponen un recurso imprescindible para el desarrollo social y económico. En muchos casos, son estos los que proporcionan seguridad hídrica.
Podríamos decir que los problemas más comunes en los acuíferos son los de sobreexplotación, intrusión marina y contaminación por nitratos. Algunos de estos problemas también se manifiestan en los acuíferos europeos de zonas más húmedas, como es el de contaminación por nutrientes.
Hoy en día,es cada vez más patente la necesidad de interactuar entre todos los actores involucrados. Lo hemos visto en el proyecto InTheMED, donde los usuarios y las empresas que explotan los acuíferos agradecen la realización de reuniones que cuenten con la participación de todos ellos para entender mejor los problemas que tienen los acuíferos y llegar a soluciones consensuadas entre usuarios y administración.
Las técnicas utilizadas para detectar las aguas subterráneas son muchas, pero podemos clasificarlas en dos principales: directas, que miden in situ las propiedades del acuífero o el estado del mismo, e indirectas, como son las técnicas geofísicas que miden otros parámetros que después se relacionan con los de interés.
La caracterización de un acuífero es imprescindible para construir un modelo del mismo (primero conceptual, después numérico) que nos permita entender el funcionamiento del sistema y poder hacer predicciones sobre su evolución.
Todos los actores están concienciados de la importancia y el impacto que el cambio climático va a tener en los recursos hídricos. Actuar para paliar este impacto es una tarea que solo se puede abordar de forma conjunta.
En mi opinión, uno de los resultados claves del proyecto ha sido el de darnos cuenta que la planificación y la gobernanza de las aguas subterráneas no se puede basar exclusivamente en estudios técnicos, sino que la componente socio-económica es tan importante como la técnica, y sólo incluyendo esa componente en el análisis, se puede llegar a una gestión sostenible de los acuíferos.
España lleva muchos años siendo un referente en la gestión de recursos hídricos. Esta inversión adicional solo servirá para afianzar ese liderazgo.