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Cada vez es más latente la necesidad de transferir el conocimiento que deriva de la I+D+i. En los últimos años, Cetaqua ha intensificado sus esfuerzos en este ámbito, utilizándolo como palanca de innovación y como portal de acceso a nuevas oportunidades, siempre orientado hacia la aplicación y generación de resultados que aporten valor a la sociedad.
Para ello, existe un equipo humano que trabaja para asegurar que la captación de nuevos proyectos esté alineada con los intereses estratégicos del centro. Cetaqua, en estos años, ha sabido explotar su potencial de crecimiento con el desarrollo de soluciones únicas marcadas por un entorno climático y medioambiental complejo. Es en ese sentido que la transferencia del conocimiento cobra especial relevancia, pues permite trasladar los resultados y soluciones innovadoras a los actores clave y la sociedad, en general.
Joana Tobella, experta en hidrología, tecnología y gestión del agua y directora técnica de proyectos en Cetaqua, nos explica en detalle cómo es el proceso que hay detrás de los proyectos para transferir el conocimiento y convertir la investigación en soluciones reales, con beneficios para la sociedad.
Primero, analizamos en qué debemos trabajar (los roadmaps) a partir de las necesidades de negocio y las tendencias europeas. Analizamos qué están haciendo otros centros tecnológicos de investigación y, en base a eso, construimos nuestros roadmaps. Posteriormente buscamos fondos de financiación, tanto públicos como privados, que nos ayuden a tirar adelante estos proyectos.
Hay dos tipos de financiación, pública y privada. Cada una de ellas tiene sus particularidades: los proyectos privados suelen ser más cortos, de entre seis meses y un año, con un presupuesto más limitado, y los ejecutamos de forma privada con un cliente, que es quien lo financia. Paralelamente, los proyectos de financiación pública suelen ser más largos (de dos a cuatro años), con un presupuesto más elevado.
A nivel de ejecución, los proyectos públicos los desarrollamos en consorcio, es decir, con diferentes socios a nivel europeo. Otra diferencia clave entre ambos tipos de financiación recae en la preparación de las propuestas: mientras que en las propuestas empezamos a pensar en un proyecto un año antes de empezar a trabajar en él, en la financiación privada todo va mucho más rápido, desde la propuesta al inicio del proyecto.
Finalmente, otra diferencia clave es la propiedad intelectual. Los proyectos de financiación privada, al estar pagados por un cliente, la propiedad intelectual es del mismo. Sin embargo, los fondos públicos nos permiten generar propiedad intelectual propia en los centros Cetaqua.
La financiación pública es clave para Cetaqua, ya que representa un input indispensable para la sostenibilidad de los centros. Además, los proyectos financiados con fondos públicos nos permiten generar nuevos resultados y metodologías de propiedad intelectual propia.
Estos fondos suelen ser difíciles de conseguir y las ratios de éxito suelen ser muy bajas. Esto, nos obliga a ser más exigentes con nosotros mismos para ejecutar propuestas ganadoras y nos ayuda a crecer en nuestras capacidades.
Las ratios de éxito a nivel europeo suelen ser muy bajas. En los últimos años, hemos tenido mucho éxito en las convocatorias europeas, consiguiendo unas tasas de éxito muy satisfactorias. Creemos que la clave de ello es enfocar los proyectos al impacto.
La Comisión Europea quiere que los proyectos tengan un impacto en la sociedad, en las empresas, en la economía, etc. Por ello, además del rigor científico-técnico, creemos que es clave que los proyectos sean capaces de demostrar que van a generar un impacto y se van a poder implementar. De este modo, el hecho que en Cetaqua estemos muy orientados a la implementación y a la transferencia, ayuda mucho a la hora de proponer proyectos a la Comisión Europea.
A nivel europeo sí que vemos muchos programas que se adaptan muy bien a nuestra actividad. Sin embargo, en el ámbito regional y estatal, observamos cómo, en comparación con otros países europeos (Alemania, Holanda o Noruega, por ejemplo), los programas son más escasos y con una menor financiación.
No tenemos un único proceso de transferencia, sino que, dependiendo del tipo de resultado, realizamos unas acciones u otras.
A grandes rasgos, podríamos decir que hay tres grandes tipos de transferencia: los proyectos que suponen una mejora operativa, los solemos transferir a operadoras para que la implementen. Aquellos proyectos cuyos resultados son validaciones tecnológicas, tienen un impacto en el portfolio para que, luego, empresas de la parte de negocio lo completen o generen nuevos servicios en base a estos resultados.
Finalmente, en el caso de los resultados digitales, se busca implantarlos en productos ya existentes o en otros sistemas que puedan tener operadoras, por ejemplo. Este tipo de transferencia es la más compleja porque implica una fase de implementación, testeo, deployment, soporte, etc.
Lo más importante es tener al usuario final (end-user) involucrado durante la ejecución del proyecto. Cuando este es de financiación privada es más fácil tenerlo implicado, pues el usuario final es el cliente que paga el proyecto y el propietario de la propiedad intelectual.
En los proyectos de financiación pública tenemos que ser muy proactivos en la identificación de los usuarios finales e implicarlos en la ejecución del proyecto para asegurar que los resultados vayan teniendo su debida transferencia.
La parte de transferencia es compleja y aún estamos lejos de conseguir que el 100% de nuestros resultados sean transferidos. Algunos aspectos importantes para mejorar este potencial de transferencia serían, por ejemplo, el mindset de los investigadores a la hora de ejecutar los proyectos hacia el producto final; ejecutar en agile involucrando al end-user en el transcurso del proyecto y simplificando al máximo los desarrollos, sobre todo en el área digital. Además, creemos que es importante pasar del modo training al modo testing de una forma rápida y ágil, es decir, tenemos que probar los desarrollos en un entorno real y en las condiciones en las que se va a encontrar el usuario final para asegurar la transferencia del conocimiento.